domingo, 20 de abril de 2014

WIILIAM STOTHERT: MERIDA 1809.

La Guerra de la Independencia, o Peninsular War (según la denominan los historiadores ingleses), motivó la publicación de relatos y diarios escritos por oficiales y soldados que nos aportan textos dignos de analizar y disfrutar, como la descripción de las ruinas de Mérida que realizó el Capitán William Stothert en su obra  "A Narrative of the Principal Events of the Campaings of 1809, 1810, and 1811, in Spain and Portugal", que a continuación transcribimos.

"Ruta de los británicos a merida. Cuenta la altura de las antigüedades romanas en esa ciudad.

Mérida, 30 de agosto de 1809.

(...)
 
El día 24 de agosto, después de una fatigosa marcha de 6 leguas, bajo un sol ardiente, la división llegó a la ciudad de Mérida, y cruzando el antiguo puente romano de sesenta arcos, que fue construido por César Augusto, 28 años antes de Cristo, las tropas se detuvieron en la orilla sur del Guadiana.

 
 Detalle del Mapa del Teatro de Guerra, 1812. Publicado en la obra citada de William Stothert.

Mérida fue una considerable ciudad romana, y todavía existen muchas reliquias nobles de la antigüedad, en aceptable estado de conservación. La puerta del templo de Marte, uno de los primeros edificios a los que la curiosidad de un extraño se dirige, sobre todo de un militar, forma la entrada de una iglesia moderna.

Bajo la inscripcion "Martí sacrum Vitella paculi", existe otra, ilustrativa de su presente desgnación: "Iam non Martí sacrum sed JesuChristo consecratum".

A poca distancia del templo, tres altares romanos antiguos, que fueron excavados hace cerca de un siglo, se colocan uno encima de otro para formar un bello pedestal, coronado por la estatua de un rey español.

El área del templo de Diana está ahora ocupado por un edificio moderno; pero las columnas, con la mayor parte de sus capitales, se mantienen en perfecto estado, y están incorporadas en las paredes de la casa, de tal manera, que los deja totalmente expuesto a la vista. Una ventana de exquisita belleza, ha sido cuidadosamente preservada.
El magnífico acueducto, construido por los romanos, está en ruinas; pero varios arcos se mantienen en pie, y transmiten a la mente de un espectador la concepción de su antigua magnificencia.

Más allá de la extensión actual de Mérida, dos anfiteatros; el mayor de los cuales se  supone haber sido el Naumachia. Parece más probable, sin embargo, que la exhibición naval debe haber tenido lugar en una isla cerca del puente, donde se encuentran los restos de algunas obras importantes. El menor anfiteatro ha sido convertida por los españoles, en una Plaza de Toros, a cuyo efecto, el escenario está cerrado.

En frente de la casa del Corregidor, en la plaza, existen siete hermosas columnas de mármol blanco, que se supone que pertenecieron a un templo romano. En una calle, un poco más allá, se sitúa un arco de magnitud prodigiosa, que originalmente formó una de las entradas de la ciudad, y fue, probablemente, un monumento de una gran victoria. Entre las ruinas de una antigua casa, postrada en el suelo, y abandonada, se extendía una colosal estatua de Diana, como una vestal; la cabeza y los brazos se habían ido, pero el ropaje de la figura era muy fina, dando medida del mérito del artista. En el patio principal del antiguo castillo árabe, está el baño de Diana, a la que se desciende por un paso de 50 pasos. Una bella pilastra de orden compuesto se colocó en la entrada.
Un poco mas alla del castillo, se encuentran los restos de algunos edificios, que, por su situación y apariencia, se conjetura que han sido los baños públicos de los romanos.


Vista de Mérida publicada en la obra "A narrative of the peninsular war", del Coronel Sir Andrew Leith Hay, Londres, 1850.
A una milla de la ciudad y cerca del acueducto moderno, está el circo donde se celebraban las carreras de carros. Por la situación de la puerta romana, bajo el cual pasa el camino real de Madrid, y las ruinas de las murallas, nos da una idea de los antiguos límites de la ciudad, que debe haber sido de magnitud extraordinaria. La la tradición dice que Mérida contenía 150.000 habitantes.

Después de la batalla de Medellín, una pequeña fuerza francesa tuvo la posesión del castillo por algunas semanas, y colocaron una barricada en el puente para impedir el paso de un cuerpo español que se situó en la otra orilla del Guadiana. Por fin, los españoles se abrieron paso bajo el fuego de las armas enemigas y pasó a través de la ciudad a la altura del castillo, que se estaban preparando para cañonear, cuando un considerable cuerpo de caballería francesa hizo su aparición. Los españoles, al percibir el avance del ejercito francés del Mariscal Víctor, se retiraron con  precipitación, lo que permitió a la guarnición francesa retirarse de forma ordenada sin ser molestados, cubiertos por la caballería."

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